Antes de aterrizar, el anuncio del nombre del aeropuerto despertó mi imaginación: El Dorado. Inevitablemente lo asocié a leyenda y misterio…a algo exótico.
Era 2009 y había venido a visitar a una amiga que conocí en la universidad. Estudié relaciones internacionales, por lo que no me era ajena la situación de Colombia. Sin embargo, recuerdo sentir una cierta impresión al bajar en un aeropuerto “militarizado”, con bastantes uniformes y controles a mi alrededor y algunas cuantas preguntas en migración.
Otra sorpresa más agradable era la que me esperaba afuera: familiares, amigos (mi amiga por ejemplo) y novios agrupados a la intemperie con perros, flores, globos y carteles para recibir y/o despedir a sus seres queridos. Al fondo los cerros orientales, y un poco más acá, el enjambre de taxis bogotanos. Colombia se mostraba como es: contradictoria pero sorprendente, desordenada pero amorosa en la mayoría de sus aristas.
En 2014, y después de haber vivido 11 años en Buenos Aires, me mudé a Bogotá y desde acá escribo. Siempre quise vivir en otro país, pero nunca imaginé que el primero sería Colombia y que esa decisión me enseñaría mucho y me haría disfrutar tanto más.
A pesar de haberme criado en la Patagonia, no me acostumbro al frío tropical de Bogotá. Le llamo así un poco burlándome de aquellos viajeros desprevenidos que bajan del avión en shorts y chancletas. Bogotá está en el trópico pero a 2600 metros sobre el nivel del mar, lo que lo vuelve un raro clima de montaña. De cualquier forma, los bogotanos no creen necesaria la calefacción, y mejor no les explico lo difícil que es bañarse algunas mañanas a las 7 am. Lo reconfortante es saber que me espera una taza de uno de los mejores cafés del mundo, para entrar en calor.
2018 encuentra a Bogotá con un aeropuerto renovado y elegido por segunda vez el mejor de Sudamérica. Al salir, siguen agrupándose las personas con perros, flores, globos y carteles (hasta he visto un grupo de vallenato dando una serenata) para recibir y/o despedir a sus seres queridos. A veces escucho críticas a esta costumbre de ir con toda la familia al aeropuerto, pero: ¿qué puedo decir? Esto es Colombia, not Columbia! Calidez, felicidad, familia y energía de la buena se esparcen por todos sus rincones.
Tengo mucho para contar de este país que me recibió siempre con los brazos muy abiertos, y si bien este blog no se tratará exclusivamente de Colombia, sí se merecía que empiece por ella, en agradecimiento a todo lo que me dejó empezar a mí. Espero poder orientar a los que estén programando su viaje, mostrarles sus distintas caras a los que sienten curiosidad y animar a los que no se deciden.

Para despedirme les cuento que además de llevarlos a recorrer Colombia, también espero darles recomendaciones de otros países que visito, tips para celebraciones varias y un poco de deco, no solo de cómo mejoro mi casa con pocos recursos sino también mostrarles interiores que inspiran.
Los espero y los leo si quieren dejar sus comentarios!
Mechy me encanta leer esto, me alegra que esto te haga feliz, seguiré leyéndote y recomendándote. Me encanto esto
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Muy bien Mechy, 👏🏼Me encanta lo que estás haciendo, espero leer todo lo que tienes para contar, que se que me encantará.
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Hay personas que enriquecen la vida. Aquí el ejemplo de una que no ha dejado de enriquecerme desde el pensamiento, el análisis y las hipótesis existenciales y profundas del ser y el hacer! . Años compartiendo e intercambiando ideas que siempre, en acuerdo o no, dejaban aprendizaje. Hoy es una felicidad leerte, porque abrís las puertas a que el mundo te escuche! Es una felicidad para todos ser parte de tus historias e ideas. Y lo es especialmente para mi, que de esta manera me siento más cerca. Escribí Mechite, que leerte se parece a escucharte, y es siempre un placer.
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